
1. adj. Falto de razón o de entendimiento.
2. adj. Lleno de presunción o vanidad infundada y ridícula.
Visto el debate de ayer en el Congreso de los Diputados sobre el terrorismo no puedo por más que reafirmarme en una teoría que elaboré hace ya muchos años: "Político es todo áquel cuya incapacidad le impide ganarse la vida en la empresa privada".
¿Qué se persigue con un atentado? Desestabilizar, meter miedo, presionar, desmoralizar y sobre todo dividir. Pues todo eso es lo que han conseguido los terroristas con el atentado de Barajas. Éxito pleno.
¿Como reaccionan nuestros políticos? Como esperaban los terroristas. Se ponen nerviosos, se lanzan reproches públicamente y se enfrentan pensando ya en términos de rentabilidad política.
¿Cómo deberían haber reaccionado? Con un manifiesto consensuado por todos los partidos que expresase la inutilidad de la violencia en una negociación y la intención de acabar con el terrorismo con todos los medios de los que dispone el Estado. Y las discusiones que las tengan de puertas para dentro.
Todos estos fuegos artificiales dialécticos sólo sirven para contentar a los fanáticos violentos y a los de uno y otro partido. ¡Más visión de Estado y menos electoralismo!
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1 comentario:
La veritat es que tens tota la rao mon!!!
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